Todo preparado, revisado, maletas pesadas, organizadas, herramientas ok, mapas, tracks, cargadores y cargados. Adelante!!

Día 1 de la aventura

Habíamos quedado con los amigos de Montemolin (llegados de todas partes, por esto de la Navidad), para tomar unas tapas en la plaza, cuando a Ricardo, que no le gusta mucho esto de comer, decidió nada menos que asar en horno de leña decido por el panadero del pueblo, un buen lechón navideño del que todos deberíamos participar en su aparatosa indigesta, que por supuesto iría acompañada de unos cuantos litros de vino tinto de origen extremeño, por supuesto. Tal fue la brutal propuesta gastronómica, que Úrsu y yo salimos pitando de allí, pensando que la gula en su modo “pecado” nos pasaría factura durante el viaje hacia El Estrecho. Así que, decididos, la misma tarde del 2, nos “escarranchamos” en la máquina y pusimos rumbo a Algeciras, para embarcar en un ferry que nos llevaría a Tanger, a la que llegamos a eso de las 00:30h. Y así fue como comenzamos nuestra aventura.

Los detalles de la primera jornada podría resumirlos en un par de frases, dando preferencia a “como coño pesa esto tanto, es horrible!”, y la otra, “no sé si aguantará esto mi espalda con tres prótesis y mi pierna derecha con una rotura reventé de músculo”. Dicho esto, nos alojamos en un hotelero, en Tánger, para conciliar el sueño y valioso descanso que me hará falta para la jornada de mañana.